miércoles, 27 de junio de 2012

PRIMERA ORACIÓN DE UN CONVERTIDO



Padre mío, 

Nunca habría buscado mi felicidad 
      en tu amor, 
   a menos que tú me hayas amado primero. 

Tu Espíritu, por gracia, me movió a buscarte,  
   me dio a conocer la reconciliación en Jesús, 
   me ha enseñado a creer, 
   me ha ayudado a tomarte como mi Dios 
     y mi porción.

¡Concédeme crecer en el conocimiento 
      y en la experiencia de tu amor, 
    y andar en él todo el camino hacia la gloria!

Bendito sea tu afecto paternal por toda la eternidad, 
   pues me elegiste para ser uno de tus hijos 
   por la fe en Jesús:
Te doy gracias por darme el deseo de vivir como tal.
En Jesús, mi hermano, tengo nuevo nacimiento, 
   poder que refrena,
   gracia que renueva. 
Por tu Espíritu: te llamo Padre, 
   creo en ti, y te amo a ti. 

Fortaléceme para cada propósito 
   de mi vida cristiana; 
que tu Espíritu me muestre continuamente mis tesoros 
    en Cristo, 
    y abra para mí las riquezas de tu amor en Él; 
Que permanezca en mí, y así yo pueda conocer mi unión 
   con Jesús, 
   y entre en comunión constante con él; 

Por tu Espíritu puedo vivir día a día para ti, 
   gozarme en tu amor;
   encontrarlo igual, tanto para mí como para tu Hijo; 
   y arraigarme y cimentarme en él 
     como una casa sobre la roca; 

Sé muy poco, 
   aumenta mi conocimiento de tu amor en Jesús, 
   y mantenme en la carrera hacia descubrimientos más claros 
    del mismo, 
   de manera que encuentre su plenitud eterna; 

Extiende tu amor para mí según su grandeza, 
   y no de acuerdo a mis traiciones u oraciones; 
   y en cualquier circunstancia en que me pongas, 
   deje que aumente mi amor a ti.


Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth

domingo, 24 de junio de 2012

NECESIDAD DE JESÚS



Señor Jesús,

Estoy ciego, sé mi luz,
soy ignorante, sé mi sabiduría,
obstinado, has mía tu voluntad.

Abre mis oídos para captar rápidamente la voz de tu Espíritu
y correr con placer hacia su mano que me llama;

Derrite mi conciencia hasta que no quede dureza alguna,
avívala ante el menor contacto con el mal;

Cuando se acerque Satanás, déjame huir a tus heridas,
y dejar de temer ante toda amenaza.

Sé mi buen pastor, quien me lleve 
a los verdes y delicados pastos de tu Palabra,
y me haga descansar junto a las aguas de reposo.

Lléname de tu paz, que ningún viento inquietante del mundo
agite la superficie serena de mi alma.

Tu cruz fue levantada para que sea mi refugio,
Tu sangre fluyó para que me lave,
Tu muerte ocurrió para darme garantía de vida eterna,
Tu nombre es la heredad que me salva,

Por ti, todo el cielo es derramado en mi corazón,
pero éste es demasiado estrecho para comprender tu amor.

Yo era un extraño, un marginado, un esclavo, un rebelde,
pero tu cruz me ha traído cerca a ti,
ha suavizado mi corazón,
me ha hecho hijo de tu Padre,
me ha admitido en tu familia,
me ha hecho coheredero contigo.

¡Oh, que yo pueda amarte como tú me amas,
y pueda andar como es digno de ti, mi Señor,
que yo pueda reflejar la imagen del Primogénito de la creación!

Permíteme ver siempre tu belleza con los ojos claros
de la fe,
y sentir el poder de tu Espíritu en mi corazón,
porque a menos que se mueva poderosamente en mí
no se encenderá fuego en mi interior.



Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth 

miércoles, 20 de junio de 2012

ARREPENTIMIENTO CONTINUO


Oh Dios de toda gracia!


Has imputado mis pecados a un sustituto,
   y has imputado su justicia a mi alma,
   vistiéndome con trajes de boda,
   cubriéndome con joyas de santidad.

Pero en mi caminar cristiano todavía me cubro de harapos;
   mis mejores oraciones están manchadas de pecado;
   mis lágrimas de penitencia son tan impuras;
   mis confesiones agravan mis pecados;
   mi recepción del Espíritu está teñida de
     egoísmo.

Necesito arrepentirme de mi arrepentimiento;
Necesito lavar mis lágrimas;
No tengo ropas limpias para cubrir mis pecados,
   ni hilos para tejer mi propia justicia;
Siempre estoy cubierto de ropas sucias,
   y por tu gracia siempre recibo el cambio de
     mis vestidos,
  porque sólo tú justificas al impío; 


Siempre me marcho al país lejano,
   y siempre vuelvo a casa como el hijo pródigo,
   siempre diciendo: Padre, perdóname,
   y tú siempre sacas para mí
     el mejor vestido. 


Déjame usarlo todas las mañanas,
   y regresar cada noche en él,
   salir a trabajar en él,
   casarme en él,
   ser herido de muerte en él,
   comparecer ante el Gran Trono Blanco en él,
   y entrar en el cielo en él, brillando como el sol.

Concédeme el no perder de vista nunca
   la gran maldad del pecado,
   tu gran justicia en mi salvación,
   la gran gloria de Cristo,
   la grandiosa belleza de la santidad,
   la maravilla de la gracia.



Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth 

domingo, 17 de junio de 2012

PARADOJAS


Oh Dios inmutable,

Bajo la convicción de tu Espíritu aprendo que
   mientras más hago, peor soy,
   mientras más conozco, menos conozco,
   mientras más santidad tengo, más pecador soy,
   mientras más amo, más necesidad de amar veo.
   ¡Oh qué miserable hombre soy!

Oh Señor,
Tengo un corazón salvaje,
   y no puedo permanecer tranquilo en tu presencia;
soy como las aves delante de los hombres.
¡Cuán poco amo tu verdad y tus caminos!
Descuido la oración,
   pensando que he orado lo suficiente, o ardientemente,
   contentándome en que has salvado mi alma.

De todos los hipócritas, líbrame de ser
      un hipócrita evangélico,
   que peca con tranquilidad porque la gracia abunda,
   que le dice a sus pasiones que la sangre de Cristo las limpia,
   que piensa que Dios no puede arrojarle en el infierno, porque es salvo,
   que ama la predicación evangélica, a las iglesias,
      a los cristianos, pero vive impíamente.

Mi mente es un balde sin fondo,
   no tiene entendimiento espiritual,
   ni deseo por el Día del Señor,
   que siempre está aprendiendo pero nunca alcanza la verdad,
   siempre en la fuente del evangelio pero nunca reteniendo agua.

Mi conciencia se encuentra sin convicción ni contrición,
   no siente nada de qué arrepentirse.
Mi voluntad no tiene poder de decisión o resolución.
Mi corazón no tiene afecto y está lleno de filtraciones.
Mi memoria no retiene,
   y olvida fácilmente las lecciones aprendidas,
   tus verdades se fugan y se van.

Dame un corazón quebrantado
que lleve a casa el agua de tu gracia.




Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth 

domingo, 10 de junio de 2012

EL VALLE DE LA VISIÓN


Señor,
Santo y sublime, manso y humilde,

Me has traído al valle de la visión,
donde vivo en las profundidades, pero te veo en las alturas;
     rodeado por montañas de pecado,
     contemplo tu gloria.

Déjame aprender estas paradojas
    que el camino descendente es el camino ascendente,
    que humillarse es exaltarse,
    que el corazón quebrantado es el corazón sanado,
    que el espíritu contrito es el espíritu gozoso,
    que el alma arrepentida es el alma victoriosa,
    que no tener nada es tenerlo todo,
    que cargar la cruz es llevar la corona,
    que dar es recibir,
    que el valle es el lugar de la visión.

 Señor, en el día pueden verse las estrellas
    desde los pozos más profundos,
    y mientras más profundo el pozo,
    más radiantes brillan tus estrellas;

Déjame encontrar tu luz en mi oscuridad,
    tu vida en mi muerte,
    tu gozo en mi tristeza,
    tu gracia en mi pecado,
    tus riquezas en mi pobreza
    tu gloria en mi valle.  


Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth