miércoles, 31 de octubre de 2012

NECESIDAD DE GRACIA



Oh, Señor,

Tú conoces mi gran ineptitud para el servicio,
          mi falta de vida actual,
          mi incapacidad para hacer algo por tu gloria,
          mi inquietante frialdad de corazón.

Soy débil, ignorante e inútil,
me detesto y aborrezco a mí mismo.

Estoy desconcertado, no sé qué quieres 
que haga,
pues me siento increíblemente abandonado por ti,
y siento tu presencia tan poco;

Me has cargado con los pecados de mi juventud,
y con el terrible pecado de mi naturaleza,
por lo que me siento todo pecado,

No puedo pensar o actuar, cada uno de mis movimientos es pecado.
¡Vuelve nuevamente con una lluvia de gracia salvadora
a un pobre pecador que abusa del evangelio!

Ayuda a mi alma a que anhele la santidad,
       anhele una devoción constante a ti,
       anhele crecer en gracia abundantemente todos los días.

Oh Señor, estoy perdido en la búsqueda de esta bendición,
     Y a punto de hundirme porque no logro obtener
 mi deseo;

Ayúdame a aguantar un poco más,
hasta que llegue la hora feliz de la liberación,
porque no puedo levantar mi alma a Ti
si Tú en tu bondad no me traes cerca a Ti.

Ayúdame a ser cuidadoso, vigilante, sensible
para no ofender a mi bendito amigo,
con el pensamiento ni con el comportamiento;

Confío en ti y me apoyo en ti,
te necesito en todo momento para ayudarme y guiarme.

¡Que todos mis angustias y temores
no demuestren otra cosa sino la instrucción de Cristo,
haciéndome apto para un mayor servicio
enseñándome la gran lección de humildad.




Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth


jueves, 18 de octubre de 2012

LOS "NUNCA" DEL EVANGELIO


Oh, Señor,

Que nunca deje de conocer
                la verdad,
  nunca descanse cómodamente en doctrinas, que aunque bíblicas,
           no produzcan o promuevan la salvación,
           no me enseñen a rechazar la impiedad y
                los deseos mundanos,
           no me ayuden a vivir de manera prudente, justa y piadosa;

Que nunca confíe en mis propias convicciones y resoluciones,
      pero que sea fuerte en ti y en tu poder;
 
Nunca deje de considerar tu gracia suficiente
      en todas mis tareas, pruebas y conflictos;

Nunca me olvide de encomendarme a ti,
      en todas mis aflicciones espirituales y problemas terrenales,
      en todas las insatisfacciones experimentadas como criatura;

Nunca deje de refugiarme en Aquel que está lleno de gracia y verdad,
      el amigo que ama en todo tiempo,
      quien se compadece de mis debilidades,
      y que puede hacer mucho en mi favor;

Nunca limite mi religión a ocasiones extraordinarias
      sino que te reconozca en todos mis caminos;

Nunca limite mis devociones a algunas horas,
      pero que pueda estar en tu temor durante todo el día;

Nunca  me comporte piadosamente sólo en el día del Señor,
      o en tu casa, sino durante todos los días, fuera de ella
        y en el hogar. 

Nunca haga de la piedad un vestido ocasional, sino mi hábito,
      y no sólo un hábito, sino mi naturaleza,
      no sólo mi naturaleza, sino mi vida.

Bendíceme por medio de todas tus dispensaciones,
    por todos los medios de gracia,
    por la adoración, oración y alabanzas,
Y al fin, déjame entrar en ese mundo donde no hay
    ningún templo, sino sólo tu gloria
    y la del Cordero.



Por Arthur Bennett - Editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth

sábado, 13 de octubre de 2012

EL LLANTO DE UN PECADOR CONVENCIDO


Oh soberano justo y santo,

En tus manos esta mi vida y tuyos son todos
       mis caminos,

¡Guárdame de coquetear con la fe!
    fíjame firmemente a ella,
    porque soy indeciso;
    mis decisiones son como el humo y el vapor,
    y no te glorifico a ti,
    ni me comporto de acuerdo a tu voluntad;

No me deseches antes que mis pensamientos 
      se afirmen en resoluciones,
    y los brotes de mi alma florezcan plenamente,
    porque tú eres indulgente y bueno,
    paciente y amable.

Sálvame de mí mismo,
    de los artificios y engaños del pecado,
    de la perfidia de mi naturaleza perversa,
    de negar tu inclinación santa contra mis delitos,
    de una vida de rebelión continua contra ti,
    de principios, medios y fines erróneos,
    porque sé que todos mis pensamientos, afectos,
      deseos y búsquedas están alejados de ti.

He actuado como si te odiara, aunque tú mismo
      eres amor;
   he planeado tentarte hasta lo sumo,
   he agotado tu paciencia;
   he vivido con maldad de palabra y acción.

Si yo hubiera sido un príncipe,
    hace tiempo hubiera aplastado un rebelde así;
Si yo hubiera sido un padre,
    hace tiempo hubiera rechazado un hijo así.

Oh, tú Padre de mi espíritu,
    Rey de mi vida,
      No me arrojes a la destrucción,
      ni me eches de tu presencia,
      pero quebranta mi corazón para que pueda sanarse,
      quebrántalo, para que tu propia mano
         pueda salvarlo.



Por Arthur Bennett - editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth

martes, 2 de octubre de 2012

EL SALVADOR


Dios de toda gracia,

Me has provisto un Salvador,
          produce en mí fe para vivir en él,
    para que él sea todo lo que deseo,
      toda mi esperanza,
      toda mi gloria.

Quiero habitar en él como mi refugio,
    construir sobre él como mi fundamento,
    caminar en él como mi senda,
    seguirlo como mi guía,
    conformarme a él como mi ejemplo,
    recibir sus instrucciones como mi profeta,
    confiar en su intercesión como mi Sumo Sacerdote,
    obedecerle como mi rey.

Que nunca me avergüence de él o de sus palabras,
       sino déjame llevar su vituperio con gozo;
    nunca le desagrade por conducta impía o imprudente;
    nunca considere una gloria, si pecando 
       soy abofeteado y lo soporto, 
    nunca haga de la multitud mi modelo,
    nunca me demore cuando tu Palabra me invite a
      avanzar.

Que tu Hijo querido me libre de este mundo perverso,
    para que sus sonrisas nunca me seduzcan,
    sus gruñidos me aterroricen,
    sus vicios me ensucien,
    ni sus errores me engañen.

Llévame a sentir que soy un extranjero y peregrino
      en este mundo,
    declarando claramente que busco una patria,
    con mi título a ella haciéndose cada día más claro,
    mi aptitud a ella más perfecta,
    mis anticipos de ella más abundantes;
    y que todo lo que haga pueda hacerlo
      en nombre del Salvador.



Por Arthur Bennett - Editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth