martes, 2 de octubre de 2012

EL SALVADOR


Dios de toda gracia,

Me has provisto un Salvador,
          produce en mí fe para vivir en él,
    para que él sea todo lo que deseo,
      toda mi esperanza,
      toda mi gloria.

Quiero habitar en él como mi refugio,
    construir sobre él como mi fundamento,
    caminar en él como mi senda,
    seguirlo como mi guía,
    conformarme a él como mi ejemplo,
    recibir sus instrucciones como mi profeta,
    confiar en su intercesión como mi Sumo Sacerdote,
    obedecerle como mi rey.

Que nunca me avergüence de él o de sus palabras,
       sino déjame llevar su vituperio con gozo;
    nunca le desagrade por conducta impía o imprudente;
    nunca considere una gloria, si pecando 
       soy abofeteado y lo soporto, 
    nunca haga de la multitud mi modelo,
    nunca me demore cuando tu Palabra me invite a
      avanzar.

Que tu Hijo querido me libre de este mundo perverso,
    para que sus sonrisas nunca me seduzcan,
    sus gruñidos me aterroricen,
    sus vicios me ensucien,
    ni sus errores me engañen.

Llévame a sentir que soy un extranjero y peregrino
      en este mundo,
    declarando claramente que busco una patria,
    con mi título a ella haciéndose cada día más claro,
    mi aptitud a ella más perfecta,
    mis anticipos de ella más abundantes;
    y que todo lo que haga pueda hacerlo
      en nombre del Salvador.



Por Arthur Bennett - Editor del libro
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth

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